lunes, 15 de octubre de 2007

SUTIL DELICIA


Pues no iba yo tan tranquila hacia mi casa el otro día por la tarde con idea de cenar unos kebaps con los cuñados, cuando ¡qué ven mis ojos! a lo lejos, asomando entre restos de tierra y paja me pareció distinguir una montaña de Coprinus comatus que se elevaba más de un palmo sobre el suelo, con cierto nerviosismo me acerqué y comprobé decepcionada que estaban todos "hechos tinta", algo muy característico de la especie. Sin embargo, con la emoción setera en el cuerpo, no quise rendirme fácilmente y me puse a echar una ojeada, a pocos pasos de allí la encontré, otra montaña de la magnitud de la anterior pero esta vez formada por ejemplares blancos y tiesos, no os digo lo que parecían...Pero la cosa no acabó ahí miré hacia atrás y... otra montañita, un par de pasos a la derecha y otra... y otra, mi corazón latía con fuerza, tuve que ir a buscar la cesta a mi casa para recoger tamaña cosecha, menos mal que vivo al lado del prado donde los recogí! Lógicamente el plan del kebap quedó anulado y se sustituyó por unos coprinus al ajillo y un revuelto de coprinus, ya que esta seta se degrada con increible rapidez, imposible esperar a mañana.
Una vez contada mi última experiencia os hablaré un poco sobre este curioso hongo, denominado comunmente barbuda.
El C. comatus es un hongo saprófito que podemos encontrar en los lugares más inesperados: parques, jardines, escombreras, tanto en el campo como en la ciudad. Sale desde la primavera hasta finales de otoño, es un comestible excelente, de sabor y textura delicados, se aprovecha toda la seta, tanto los sombreros blancos como los pies, pese a parecer fibrosos,una vez cocinados no lo son. Es una especie muy frecuente, pese a esto y a su excelente sabor, no es una seta demasiado conocida ni apreciada, probablemente debido a la gran dificultad que entraña su conservación, pues una vez recolectado, no dura más de 24 horas, posee sustancias que degradan rápidamente el hongo que acaba convertido en "tinta negra".
En cuanto a su posible confusión con otras especies, la barbuda es tan característica que resulta inconfundible, quizás podría confundirse con algún otro Coprinus, lo cual no tendría importancia a no ser que fuese C. atramentarius y se mezclase con alcohol, cosa que sería bastante desagradable, pero este último es menor y no tiene las típicas escamas.
Pues poco más, sólo deciros que la cena resultó estupenda y quienes nunca los habían probado quedaron sorprendidos con su delicado sabor.
La única forma que he encontrado para conservar esta seta es cocinarla y así dura un par de días más, incluso podemos congelarla después de guisada. Un saludo a tod@s




4 comentarios:

Anónimo dijo...

"...y se sustituyó por unos coprinus al ajillo y un revuelto de coprinus..."

"...y quienes nunca los habían probado quedaron sorprendidos con..."

¡Atestiguo desde mi parcialidad! Y estoy seguro de que la excelencia de la cocinera también tuvo algo que ver.

:*:*:*

Anónimo dijo...

dios mio que envidia!!

Yo también la he comido antaño y recuerdo que era una de las favoritas de mi padre.

Ñamiiii

Anónimo dijo...

¡Hmmmm! ¡Es una de mis favoritas! Deliciosa.

Anónimo dijo...

Hola,

me encanta saber que a la distancia haya mocófilos com tú. Probé los Coprins chevelus cuando vivía en París en los '70 y no los he vuelto a probar. Los he visto en Chile, pero no me atrevo.

Saludos desde Concepción, al sur del mundo.

Tile
latribunadeltile.blogspot.com